El 25 de marzo de 2017 tuve la gran ocasión de intervenir en directo en Radio Nacional de España, en el programa De lo más natural, dirigido por Mamen Asencio, quien por correo electrónico me ofreció participar junto a Javier Muñoz-Basols, filólogo y actual presidente de ASELE. Hablamos unos diez minutos sobre el grado de felicidad de las lenguas a partir de un estudio publicado en 2015 por investigadores de diversas universidades de los Estados Unidos y Australia traducido al español como Las lenguas humanas revelan una inclinación positiva universal (trabajo en PDF y resultados aquí). En dicho estudio se afirma que el español de México es la lengua más feliz del mundo. Pero ¿de qué manera se puede llegar a tal conclusión sobre la felicidad lingüística o cierta inclinación a lo positivo desde la Sociolingüística y estudios científicos?
He aquí el extracto del programa. PRECISIÓN: en Puerto Rico no se habla espanglish salvo en contextos muy precisos como jerga entre jóvenes. La lengua de uso fue y es el castellano o español desde el siglo XV. El híbrido entre español e inglés no es sino una mezcla resultado de la realidad sociolingüística de un país colonizado desde 1898 por los EE.UU. Dicho esto, invito a leer el libro de Humerto López Morales: La aventura del español en América.
Este estudio retoma la tesis de 1969 de unos psicólogos de la Universidad de Illinois, que formularon el Principio de Pollyanna. Ellos comenzaron a estudiar cómo personas de diferentes culturas utilizaban el lenguaje. Concluyeron que sin importar la cultura, los individuos tienden a utilizar palabras positivas en lugar de las negativas, de modo que hay una inclinación natural positiva de las lenguas humanas. Como continuación del estudio, en este nuevo trabajo de 2015, se analizaron 100.000 palabras en 24 corpora diferentes de diez lenguas, entre ellas, el español de México, el portugués, inglés, árabe, ruso, chino, coreano, indonesio, francés y alemán. Y como Big Data utilizado se sirvieron del buscador Google, Google Books, The New York Times, Twitter, Facebook, títulos de canciones y subtítulos de películas y series. Tras este análisis de unas 100.000 palabras, seleccionaron 10.000, las más comunes, y encuestaron a 50 nativos de cada lengua con una escala del 1 al 9 para clasificarlas como tristes o felices, negativas o positivas, produciendo 5 millones de resultados y puntuaciones. Palabras como: alegría, amor, muerte, regalo, terrorismo.
Las puntuaciones varían según con qué lengua se piense este término y su realidad. Por ejemplo, la palabra ´regalo´ es puntuada en inglés con 7.72 sobre 9, mientras que en alemán solamente recibe un promedio de 3.24. Así también ´amor´ en inglés recibe una valoración de 8.42 mientras que en español 8.68. Bien cerca una de la otra. Pero por lleno de datos, diagramas, imágenes y tablas que muestra esta investigación, parece que se le escapa algo que ha señalado el español David García, científico social, experto en computación, que trabaja en el Instituto Federal de Tecnología de Zürich (Suiza). Él afirma sobre el estudio que «es como usar una lente tintada de rosa para mirar el mundo y sacar la conclusión de que hay un patrón universal de rosa en la realidad». Y a propósito de esta supuesta universalidad de la positividad de las lenguas humanas dice que «es en realidad un sesgo experimental». Se me hace razonable estar de acuerdo con él, especialmente porque estamos frente a encuestas y sondeos que, por significativos que sean en cantidad de resultados, representan una visión personal. Tengo mis dudas de que se pueda medir la felicidad de las lenguas humanas, especialmente teniendo en cuenta que el término felicidad es complejo y entendido de modos muy diferentes, e incluso llegando a negarse como tal.
Lo primero que me llamó la atención del estudio fue ver cómo según la lengua analizada el corpus es diferente. Si queremos establecer conclusiones coherentes, se deberían haber aplicado los mismos corpora para cada lengua, ya que probablemente los resultados sean distintos entre Twitter y las novelas de cada literatura desde hace casi mil años (son las recogidas en Google Books, sin derechos de autor normalmente). Lejos de eso, el estudio es interesante, ya que establece un hedonómetro consultable, es decir, una base de datos en la que calcular y ver de modo gráfico el placer, felicidad o grado de positividad de una lengua en particular. Puede consultarse en
http://hedonometer.org/index.html.
¿Es el español la lengua más feliz del mundo? En todo caso, lo sería solamente el español de México y siempre según los corpora consultados. Se me hace archidifícil creer que una lengua pueda considerarse más o menos positiva según la frecuencia de uso y valoración personal de sus hablantes nativos. De lo que sí se puede hablar es de los estudios del informe anual World Happiness Report a partir del Día de la Felicidad creado por la ONU en 2013 y celebrado cada 20 de marzo. En él se mide la prosperidad y felicidad de 155 países, según diferentes áreas: la renta per cápita y PIB, el apoyo social, la esperanza de vida, la percepción del nivel de corrupción, la libertad para tomar decisiones en la vida, la generosidad. No es de extrañar que sean los países nórdicos de Europa, Suiza, Australia y Nueva Zelanda los que ocupan los diez primeros puestos: sistema social, poco índice de paro, bajo índice de pobreza, altos salarios, etc. En definitiva, hay una gran percepción global. Sea como fuere, nuestra ´felicidad´ dependerá seguramente de la situación socioeconómica, psicológica, emocional, más que de la lengua que hable cada individuo. Ojalá sigan investigando y publicando más datos en los próximos años.
Muy bueno, eres un crack!
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